César Luis Menotti
El Flaco que cambió el destino del fútbol argentino
El
fútbol argentino, reconocido actualmente como uno de los más
importantes del mundo, le debe gran parte de su reputación a César Luis
Menotti. El Flaco, como se lo conoce desde sus inicios, marcó un
antes y un después en la organización y la manera de planificar el
trabajo de los seleccionados nacionales Albicelestes. Bajo su
mando, Argentina obtuvo por primera vez los títulos en el Campeonato
Mundial Juvenil de la FIFA y la Copa Mundial de la FIFA.
Lírico, de gran dicción e ideas claras, Menotti está emparentado en su país con la idea del fútbol bien jugado. "El gol debe ser un pase a la red",
una de sus frases más repetidas, así lo refleja. Previo a su llegada al
frente del conjunto nacional, Argentina se caracterizaba por cambiar
sus entrenadores constantemente, mientras que muchos de sus jugadores se
negaban a viajar para participar en los compromisos internacionales.
Tras su arribo, no sólo se consiguieron títulos y prestigio
internacional, sino que todos los entrenadores finalizaron sus
contratos. Y actualmente, todos los futbolistas aguardan expectantes el
honor de ser citados.
Su máximo logro
como entrenador consistió en llevar al seleccionado argentino a ganar su
primera Copa Mundial de la FIFA en 1978. Y si bien la competencia se
organizó en casa, Menotti contó con un acierto todavía recordado:
convocó a Mario Kempes en lugar de un tal Diego Maradona, joven
prometedor de Argentinos Juniors. Esa decisión desató una gran polémica,
pero los hechos le darían la razón al Flaco: Kempes fue líder,
figura y goleador del equipo campeón. Un año más tarde, Menotti
conseguiría el primer Campeonato Mundial Juvenil de la FIFA en Japón y
allí sí, con Maradona como símbolo.
Una carrera en ascenso
Tras
abandonar la práctica del fútbol, Menotti se volcó a la carrera de
entrenador. Y en 1973, con sólo dos años de experiencia, conseguiría el
único título argentino en la historia del modesto Huracán. La
institución oriunda de Parque Patricios presentó un equipo que pasó a la
historia como uno de los más vistosos de la liga de ese país, gracias
al inconfundible toque del Flaco y la presencia de jugadores como René Houseman, Miguel Brindisi y Carlos Babington.
Un año más tarde, tras la eliminación argentina en la Copa Mundial de la FIFA Alemania 1974, la
Asociación
del Fútbol Argentino (AFA) le ofreció el cargo de seleccionador
absoluto. La prueba de fuego sería la edición del máximo torneo
internacional, en casa, cuatro años más tarde. En la conformación del
equipo, Menotti eligió a jugadores experimentados como Ubaldo Fillol,
Daniel Passarella y Mario Kempes, quien ocupó con éxito el lugar del
excluido Maradona. "Nuestro criterio de búsqueda estaba condicionado por
la claridad que teníamos respecto a lo que estábamos buscando. Quien no
sabe lo que busca nunca podrá encontrar nada", reflexionaría luego el
entrenador.
El conjunto Albiceleste
se impuso a Hungría y Francia en primera fase, aunque luego caería ante
Italia y se vería obligado a abandonar Buenos Aires. Ya en Rosario, el a
la postre campeón derrotó a Polonia, igualó con Brasil y goleó a Perú,
lo que le dio el pasaje a la final ante Holanda. Allí, el 25 de junio de
aquel año, Menotti y los suyos levantaron la copa por primera vez al
imponerse 3-1 en el alargue con tantos de Kempes (2) y Daniel Bertoni.
La idolatría ya era propiedad del Flaco. "Cuando finalizó el
partido, pocos saben que me fui a festejar con la gente al Obelisco. Le
pedí al utilero que me disfrazara para que no me reconozcan, y me fui
escondido en una camioneta. Era una promesa. Cuando llegué, no quedaba
casi nadie, pero igual tuve mi festejo", confesaría.
Un
año más tarde, él mismo solicitaría entrenar al conjunto juvenil en
Japón. "Tenerlo enfrente y escucharlo hablando de fútbol fue una
experiencia increíble. Nos dijo que nos dirigía porque confiaba en
nuestro potencial. Lo mejor que tenía el Flaco es que no le
mentía al jugador, sino que ponía especial énfasis a las virtudes de
cada uno. Cada futbolista salía a la cancha creyendo fervientemente en
lo que debía hacer", resaltaba Gabriel Calderón, figura de aquel equipo.
Aquel
conjunto respetó claramente la idea de fútbol espectáculo que pregonaba
Menotti y alcanzó resultados rápidamente. Con Maradona, Ramón Díaz y
Calderón como abanderados, los Albicelestes obligaron a madrugar a
todo un país que se deleitó con un torneo lleno de lujos. El 3-1 en la
final ante la Unión Soviética rubricó uno de los recuerdos dorados del
fútbol juvenil argentino. "Nunca me divertí tanto dentro de un campo de
juego como con ese equipo. Eso fue producto del trabajo de Menotti",
recordaría Maradona años más tarde.
La
Copa Mundial de la FIFA España 1982 fue un cierre opaco para la carrera
del estratega al frente de los seleccionados argentinos. Con la base del
conjunto campeón más la inclusión de Maradona, el equipo Albiceleste no fue capaz de superar la segunda ronda y volvió a casa tras ser derrotado por Brasil e Italia.
Conceptos claros
Buen
trato del balón, juego asociado, volumen de juego motivación. Los
conceptos de Menotti siempre fueron bien captados por sus dirigidos. De
allí que nadie se haya sorprendido con su exitosa carrera, ya sea en su
paso por los medios de comunicación como por los equipos más importantes
de Sudamérica y Europa.
Con el correr de
los años Menotti se transformó en la bandera de una filosofía de juego.
Así, el ambiente futbolístico de Argentina, país conocedor de la
materia si los hay, se divide entre los que pregonan el resultado por
sobre cualquier circunstancia, y los que pretenden obtenerlo en base al
buen juego. Estos últimos se hacen llamar "Menottistas".
Entre
los equipos que dirigió se destacan River Plate, Boca Juniors,
Independiente de Avellaneda, Rosario Central, Peñarol de Montevideo, el
Atlético de Madrid y el FC Barcelona. En el conjunto catalán consiguió
los máximos logros posibles, nuevamente con Maradona como aliado, al
campeonar en la Copa del Rey, la Copa de Liga y la Supercopa de España.
Con semejantes registros, a nadie sorprendió que le ofrecieran guiar al
seleccionado mexicano. Con el Tri, en 1992, se clasificó para la
segunda fase de eliminatorias y abandonó su cargo para trabajar como
comentarista en varias cadenas de televisión.
Tras
un breve paso por el fútbol argentino y el italiano, donde condujo a la
Sampdoria de Génova, Menotti se ha alejado de los campos de juego para
dedicarse, ya tiempo completo, a los medios de comunicación. En 2002,
presenció la Copa Mundial de la FIFA en Corea/Japón y comentó lo
sucedido para la televisión mexicana, experiencia que repitió en la
última Copa América disputada en julio de 2004 en Perú. En diciembre de
2004, Menotti decidió volver al ruedo y asumió como entrenador del Club
Atlético Independiente de Avellaneda, club en el que ya había atravesado
dos ciclos como orientador táctico.
Tácticas
Desde
sus inicios en la estrategia, Menotti priorizó el fútbol de ataque por
sobre las especulaciones del resultado. Y pese a reconocer que "todos
juegan para ganar", siempre se jactó de utilizar armas leales para
conseguirlo. Sus equipos pregonaron el fútbol asociado, con jugadores de
buen pie en el mediocampo y delanteros dotados técnicamente. Sus
principal aporte táctico representó, paradójicamente, lo más criticado:
sus defensas utilizaron la trampa del fuera de juego como sistema, lo
que le ha costado más de un dolor de cabeza. Sin embargo, el Flaco
se niega a emparentar ese recurso con la trampa. "Siempre es mejor
adelantarse y jugar al achique para recuperar la posesión del balón lo
más adelante posible", se defiende. En cuanto al dibujo táctico, Menotti
prefería utilizar cuatro defensores, un volante de contención y otros
mediocampistas con soltura ofensiva para abastecer a sus delanteros
Información de la FIFA